EXPANSION 2012EXP10MZMAD8.34910/03/201407:30OpiniónArtículo (10810341)10/03/1401:00GENERALAnte nuestro azaroso entorno18169.99336099.993160509.07347332.5000.0000.00024196142.jpg18169.99945011.08448565.21065370.0480.0000.000Según Ben Judah, que es el comentarista occidental de moda sobre la Rusia de Vladimir Putin, el nuevo zar no nos teme porque conoce nuestro “sucio secretito”. Se lo han contado los oligarcas que tanto le deben. El mundo libre, le han dicho, está dirigido por elites que tienen la moral de un hedge fund: danos el dinero y lo ponemos en un paraíso fiscal. El chiste en la City es que los próximos objetivos de Putin para proteger los intereses rusos serán los señoriales barrios londinenses de Mayfair y de Kensington. Hace ya tiempo que los billonarios cleptómanos de las estepas convirtieron la capital británica en Londongrad. Angela Merkel, que conoce bien a los rusos y habla su idioma como segunda lengua, dice que Putin ha perdido el sentido de la realidad. Puede que todo lo contrario. Puede que Putin sea aquel niño que dijo que el emperador iba desnudo.
Si todo esto es así, si la ausencia de valores ha corrompido nuestras pusilánimes elites, conviene tomar cartas en el asunto. Aquí y en otros lugares se están gestando respuestas cívicas que son válidas y esperanzadoras. Una de las meritorias iniciativas locales que me interesan en este cuarto de hora es el Foro de Encuentros, Foro de Foros. Otra viene de la mano de la Fundación Empresa y Sociedad, que presenta un libro este jueves en un evento bastante original.
El libro, titulado Dentro de 15 años y publicado por la editorial Lid, no tendrá una presentación al uso. Con la amplia presencia de amigos de la Fundación y el soporte de una web interactiva, su lanzamiento consiste en un happening festivo de mañana y tarde con ponencias, coloquios y pausas para reparar fuerzas.
Se trata de un libro coral en el cual veintiocho autores de diversa procedencia reflexionan sobre los próximos tres lustros. Los ensayos versan en torno a la sociedad y la tecnología, la economía y la empresa, y al “nuevo normal” que se avecina.
He colaborado en este proyecto y creo que dos ideas principales unieron a quienes participamos en él. Una es que la tecnología transfigurará nuestras vidas y deberá ayudarnos a construir una sociedad abierta, plural y participativa que reaccionará contra tanto abuso e incompetencia que indigna. Otra es que cambiará nuestro concepto de “vivir bien” y reorientaremos, con mayor sensatez, sencillez y austeridad, conductas y aspiraciones. De alguna manera hay que equilibrar la tradición, recuperando el canon de la sabiduría y fortaleciendo el aprendizaje civilizador, con los avances tan prometedores como necesariamente disruptivos que conlleva la conectividad de la sociedad de la información.
Conocidos y desconocidos
Estamos ante un conocido que conocemos y éste consta de dos realidades. La primera es que el envejecimiento de la población transformará la sociedad y la segunda es que la jornada laboral se reducirá en torno a una tercera parte, dando paso, con ello, a nuevas actitudes y comportamientos. Estamos también ante un conocido que desconocemos y éste es el que el 90% del software que utilizaremos dentro de 15 años está por inventar. Y estamos, finalmente, ante un desconocido que, lógicamente, desconocemos: ¿sabremos volver a lo que John Maynard Keynes llamó los “más seguros y certeros principios de la religión y de la virtud tradicional”? ¿Asumiremos, según la propuesta aristotélica y del cristianismo de San Agustín, que la avaricia es un vicio y que el amor por el dinero es detestable? ¿Estaremos con Keynes cuando planteó la valoración del fin por encima de la de los medios y la preferencia por lo bueno en lugar de por lo útil?
Nadie que respeto confía en que nuestros poderes públicos y quienes se mueven en su sombra tengan las suficientes luces largas para vislumbrar los retos que con creciente claridad percibe una ciudadanía que hoy por hoy es discreta y silenciosa. No cabe esperar tal cosa de su cortoplacismo y su red clientelar. Por eso celebro la reciente constitución por un grupo de viejos amigos del Foro de Encuentros, Foro de Foros. Es un foro de debate y acción ciudadana que convoca reuniones y comparte documentación. Es, a la vez, una plataforma para otras entidades con parecidos propósitos que han de conocerse mejor y escucharse más. Se trata de algo tan elemental y tan crucial como impulsar el intercambio y la promoción de ideas y experiencias orientadas a afrontar positivamente los principales desafíos de nuestro presente y futuro.
No necesitamos a Putin para saber que nos acercamos a aquel punto de inflexión del Imperio Romano cuando los ciudadanos dejaron de identificarse con quienes tenían a su cargo la sostenibilidad de una comunidad virtuosa. Los bárbaros ya campean a sus anchas. Es nuestro azaroso entorno. Las meritorias iniciativas indican que no todo está perdido. La sociedad civil de hombres libres pone manos a la obra y adquiere músculo. Y va vestida.18169.99347343.107187485.451287108.5000.0000.000Tom Burns Marañón21099.02255788.07070145.05464664.4820.0000.000ENSAYOS LIBERALES38653.80850950.31171650.78256813.4760.0000.00024196145.jpg75958.75948743.639187396.640152234.5000.0000.000